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Día de la Diabetes: hábitos alimentarios para mejorar la calidad de vida

Imagen: Freepik

Con motivo de esta fecha, UNER Saludable concientiza sobre las claves para la prevención y los cuidados frente al diagnóstico.

El Día Mundial de la Diabetes se conmemora cada 14 de noviembre, para hablar sobre los cuidados necesarios frente al diagnóstico y fortalecer las estrategias que apuntan a disminuir factores de riesgo. A través de UNER Saludable, nuestra Universidad busca concientizar acerca de los hábitos que pueden prevenirla, en su carácter de enfermedad crónica no transmisible (particularmente, la denominada diabetes tipo 2).

Laura Bergamaschi Broggi, Lic. en Nutrición y referente de UNER Saludable por la Facultad de Ciencias de la Educación, dialogó con UNER Medios para derribar mitos sobre la alimentación de las personas con diabetes y los hábitos que nos pueden ayudar a prevenirla. “Hay que erradicar las ideas de restricciones o prohibiciones alimentarias, porque no es una situación que se pueda sostener en el tiempo. En cambio, se debe aprender y enseñar a elegir y combinar alimentos, e incentivar el cambio de estilo de vida.

“También hay que considerar que en este tipo de enfermedades es muy importante un acompañamiento médico, familiar e incluso en algunas ocasiones, psicológico”, sostuvo. 

La diabetes es una enfermedad metabólica, caracterizada por un estado de hiperglucemia crónica producida por defectos en la secreción de insulina, en la acción de la insulina o por ambos. En la diabetes tipo 1, el azúcar obtenido a través de los alimentos no puede ser utilizada de la manera usual por el cuerpo humano debido a la destrucción de las células productoras de insulina. Esto lleva a niveles altos de azúcar o glucosa en la sangre, o hiperglucemia. Generalmente se presenta en la infancia, adolescencia o juventud.

Hay que considerar que en este tipo de enfermedades es muy importante un acompañamiento médico, familiar e incluso en algunas ocasiones, psicológico.

En la diabetes tipo 2, el páncreas produce insulina pero ésta es defectuosa a nivel de los tejidos, en especial en el hígado y los músculos. Se presenta más frecuentemente en la edad adulta (entre los 30 a 40 años) y se debe a que el organismo no produce suficiente insulina o a que las células la ignoran, generando insulinoresistencia. La obesidad y el sedentarismo se vinculan como factores de riesgo. 

Mitos y realidades sobre la alimentación

“En mayor o menor medida, todos los alimentos aportan glucosa; por lo tanto la cuestión es aprender a controlarla cuando ingresa al cuerpo. No es cierto que la persona con diabetes no tenga permitido comer alimentos a base de harinas o alimentos con azúcar. Hay que combinarlos con aquellos que aportan mayor cantidad de fibra y proteínas. La clave en una alimentación saludable está en la variedad”, argumentó la profesional. 

Por otra parte, desmintió que el diagnóstico siempre necesite un tratamiento de tipo farmacológico: “La diabetes tipo 2 puede controlarse con un cambio en el estilo de vida: mejor alimentación, mayor actividad física. Si bien el factor genético existe, no es el prevalente. En cambio, en estos casos sí son factores de riesgo el estilo de vida sedentario y los malos hábitos alimenticios”, indicó.

Estrategias saludables 

La entrevistada hizo hincapié en los altos costos para la salud pública del diagnóstico de esta enfermedad y para las personas diagnosticadas, y sostuvo que la conciencia debe surgir en cada familia y cada hogar, transformando hábitos y educando con el ejemplo. “Podemos incorporar elecciones alimentarias más saludables; evitar el consumo excesivo de gaseosas o no utilizar las golosinas como premio para las y los niños. También enseñarles que las frutas y verduras son ricas, sin elegir la salida fácil para evitar berrinches; en todo caso, ofrecer alternativas. Incentivarlos a hacer actividad física”, detalló.

Evitar el consumo de alimentos ultraprocesados también representa un compromiso que puede hacer la diferencia. “Aunque lleve un poco más tiempo en la cocina, hay que volver a lo natural y casero. Los ultraprocesados alteran nuestro sistema hormonal con productos químicos”, afirmó. Por lo tanto, otra estrategia tiene que ver con volvernos más conscientes de lo que elegimos en las góndolas del supermercado: “Debemos aprender a leer el listado de ingredientes en el paquete, en lugar del rótulo. Aquellos ingredientes que ocupan los primeros lugares en la lista, son los preponderantes. Del tercer a cuarto lugar, apenas existen en la composición del producto. Por eso se ha insistido en la importancia de la Ley de Etiquetado Frontal”, advirtió. 

Podemos evitar el consumo excesivo de gaseosas o no utilizar las golosinas como premio para las y los niños. También enseñarles que las frutas y verduras son ricas, sin elegir la salida fácil para evitar berrinches.

Por último, Bergamaschi señaló que “es muy importante no vincular la ingesta de alimentos con las emociones, porque son hábitos muy arraigados que a algunas personas las llevan a cometer excesos, y que vienen desde la infancia. También es importante escuchar las señales que nos da el cuerpo, cuando dice ‘Estoy lleno’. Para eso debemos prestar la atención suficiente que amerita el momento de la comida, sin distracciones”. 

El programa UNER Saludable apela al compromiso de nuestra comunidad universitaria para priorizar el bienestar personal y colectivo, transformando hábitos en el día a día en pos de una mejor calidad de vida. 

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