El gobierno vacía Arsat: se fue el 10% del personal por falta de paritarias

En Cara y Ceca ,el trabajador de Arsat y delegado de Foetra, Jorge Sillone, dialogó con Juan Pablo Arias sobre el proceso de vaciamiento que está sufriendo la empresa estatal de telecomunicaciones. En las últimas horas, se han intensificado también los reclamos por la ausencia de incrementos salariales. “Estamos viviendo desde diciembre una situación de desconocimiento de las paritarias del sector de las telecomunicaciones. Ya estaba acordado el último trimestre de 2023, pero con el cambio de gobierno, unilateralmente la empresa decidió no hacer efectivo el pago. Esto significa que, en la práctica, el poder adquisitivo de los trabajadores cayó más del 55%”, indicó Sillone. El especialista habló de la necesidad de entender el rol de Arsat: “Es una empresa de servicios satelitales, de fibra óptica, de televisión digital y de data center sumamente federal. Los satélites fueron desarrollados acá y lanzados en 2014 y 2015, lo cual genera dólares, genera divisas por lo que se brinda en Estados Unidos, por ejemplo. Somos un mal ejemplo en la cosmovisión de este gobierno, porque somos eficientes, tenemos personal calificado, generamos dinero y somos superavitarios. Además, llegamos con conectividad a zonas donde el privado no, por desinterés comercial”. Y apuntó a la gestión de Javier Milei: “Hay una cuestión netamente ideológica y de negocios. Si hay vaciamiento, se puede avanzar en un desguace y venta de los activos y el patrimonio. El conflicto salarial hace que los trabajadores se empiecen a ir, que se interesen por otras ofertas laborales. Ya se nos fue el 10% del personal”. Sillone dijo que el vaciamiento es “paulatino”, pero remarcó: “Es importante que se entienda el papel que cumplimos, achicando la brecha digital y aportando al desarrollo tecnológico. Arsat nace para defender posiciones orbitales, que si uno no las ocupa, las ocupa otro. Argentina puso en órbita satélites mientras desarrolló los propios. Todo vinculado al concepto de soberanía, que hoy parece ser de nuevo una mala palabra, donde lo extranjero parece ser mejor”.