En Cara y Ceca, Giselle Santana, integrante de la Asamblea Multisectoral del INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial), habló de la grave crisis que atraviesa el organismo por el salvaje ajuste aplicado por el gobierno nacional. Ya se fue el 30% del personal y los sueldos están congelados. “El objetivo del gobierno siempre fue disolver y desmantelar el INTI. Pero tenemos apoyo social porque funciona, hace 70 años que brinda apoyo a las industrias del país”, indicó Santana. Y agregó: “Ahora buscan otras políticas para avanzar en el vaciamiento, como la no renovación de becas que permitirían la formación de profesionales para equipos de investigación. El presupuesto está subejecutado en un 40%, hay salarios congelados y no tenemos insumos”. La dirigente apuntó que se han cerrado sedes del Instituto en las provincias, promueven renuncias y cierran líneas de investigación: “No hay despidos, pero sí hay espionaje y persecución, porque no hay plata para algunas cosas pero sí para un centro de monitoreo de 47 mil dólares que tiene como único objetivo ver qué hacemos y qué decimos en asambleas u otras manifestaciones”.