La universidad finaliza el 2025 tras un intenso proceso de autoevaluación, el cual contó con la participación de toda la comunidad de UNER, reafirmando los valores institucionales y desafíos centrados en la integración de sus unidades académicas, desarrollo territorial e innovación curricular.

Con la mirada puesta en la democratización, la inclusión y el compromiso con el territorio, la UNER finaliza el 2025 tras un año en el que tuvo lugar un nuevo proceso de autoevaluación. Éste no sólo apuntó a las políticas en innovación curricular (como la curricularización de la extensión) y el fortalecimiento de las trayectorias docente, sino que también remarcó la importancia de consolidar la presencia territorial de la universidad. 

La Secretaria de Evaluación y Aseguramiento de la Calidad, Roxana Puig, señaló a UNERMedios sobre la experiencia: “Además de mirar los objetivos que nos planteamos como institución, también nos preguntamos por una perspectiva de futuro. ¿Qué universidad está pensando la comunidad universitaria de la UNER para los próximos años? Es interesante porque ahí se destacan cuestiones sobre las que se viene trabajando con mucha profundidad y definiendo políticas muy concretas, que tienen que ver con la democratización, la territorialización, la inclusión, el desarrollo de conocimiento científico para la mejora de las condiciones de vida de la sociedad”.

Esta reciente autoevaluación fue la segunda –tras la inicial de 2016–, para la que se relevaron voces de todos los actores de la comunidad de UNER y así sistematizar información sobre el desarrollo de la universidad. Una vez realizado este trabajo, se elaboró un informe que fue enviado a CONEAU para ser evaluado por pares externos de otras universidades como académicos, investigadores y funcionarios, quienes realizaron una serie de recomendaciones. Éstas últimas –junto a la evaluación de la función de I+D+i que se desarrolló de forma simultánea como así también las evaluaciones internas de las facultades– dieron las bases para lo que fue la elaboración del Plan Institucional Participativo (PIP). 

Tras esta experiencia, se dio lugar a la segunda autoevaluación. Al respecto, Puig comentó: “Este segundo proceso fue bastante diferente porque teníamos el antecedente de las recomendaciones que en su momento habían hecho los pares. Nuestra universidad generó objetivos estratégicos para pensar su desarrollo a lo largo de estos años, algunos de ellos que fueron priorizados. Venimos con un proceso evaluativo que tiene cierta sistematicidad y rigurosidad que no teníamos al encarar el primer proceso de autoevaluación”.

Puig resaltó también que en el primer informe “los valores institucionales estaban implícitos en nuestras normas, se deducían del estatuto y de las normas que progresivamente el Consejo Superior fue aprobando. En este caso, los valores institucionales están claros y explícitos y fueron redefinidos por la comunidad universitaria. Por lo tanto, son los anteojos con los que miramos todo el desarrollo posterior”.

En diálogo permanente con la sociedad

Entre los desafíos arrojados a partir de la segunda autoevaluación, se destaca principalmente lo vinculado a la integración institucional de las unidades académicas ubicadas en distintos puntos de la provincia. En ese sentido, la Secretaria de Evaluación y Aseguramiento de la Calidad destacó: “Si bien se reconocieron los avances que se hicieron evidentes en la última década, se sigue señalando la necesidad de subsanar desequilibrios y fragmentaciones entre las distintas unidades académicas y las distintas áreas que conforman la institución”. 

En lo vinculado a lo académico, se destacó la importancia de crear carreras nuevas, más flexibles e inclusivas, ajustadas a los nuevos desarrollos del conocimiento. “Esto es una línea que la universidad viene trabajando a partir del Plan de Innovación Curricular (PIC) y que fue destacado como una fortaleza y, a su vez, como un desafío institucional: consolidar esta línea de reflexión académica y pedagógica y sostenerla”, expresó.

Asimismo, Puig explicó: “Se destacó mucho la carrera docente y la posibilidad de generar procesos claros de certidumbre respecto de la permanencia y la promoción, sumado también a la formación. Se reflexionó sobre las trayectorias estudiantiles –a partir de repensar los procesos de formación– además de propuestas que no están en el marco de las currículas que ofrece la universidad, pero que puedan ser reconocidas en el tránsito de la formación como lo que es la curricularización de la extensión”. Las políticas de bienestar fueron otro rasgo fundamental en el desarrollo de UNER, con una variedad de obras de mejora de edificios, infraestructura, gimnasios y residencias, y el apoyo con becas estudiantiles. 

Otro de los aspectos valorados en la autoevaluación estuvo en continuar con la consolidación de la presencia en el territorio a partir de todas las líneas de extensión, como así también promover y consolidar políticas de vinculación tecnológica en diálogo con los sectores productivos de la región. Por otra parte, la formación del personal tanto docente como no docente también fue un punto para el que se planteó potenciar a partir de las experiencias logradas con la tecnicatura, licenciatura y maestría en Gestión Universitaria. 

Finalmente, la Secretaria de Evaluación y Aseguramiento de la Calidad agregó: “Esta segunda autoevaluación, fue interesante la consulta que se realizó con distintos actores de la comunidad. A diferencia de otros años, hicimos Focus Groups con referentes en las cinco ciudades más importantes; esto nos permitió relevar la necesidad de profundizar los vínculos con la sociedad. Por eso es tan importante el desarrollo de las políticas de territorialización y los diálogos con las empresas, organizaciones de la sociedad civil y con instituciones del Estado que UNER lleva adelante y que pueda que pueda constituirse en una política permanente, sólida, cada vez más profunda. Todos estos informes están en nuestra web y están disponibles para su consulta pues nos parece que hace a procesos cada vez más abiertos y permanentes”.