En Cara y Ceca, Giselle Santana, trabajadora del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y militante de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), dialogó con Juan Pablo Arias sobre los despidos en el organismo, que ascienden en principio a casi 300 en todo el país. Además, explicó sus funciones, que son variadas e impactan en diversos ámbitos de la vida cotidiana de todos. “Empezaron con compañeros precarizados, son 282 en total. Si el proyecto es el desmantelamiento del INTI, esto es recién el comienzo. Están buscando también vaciar la planta permanente. A eso se le suman los cierres de sedes regionales”, indicó Santana. Sobre las funciones del organismo, la trabajadora apuntó: “En 1957, cuando se creó, el INTI venía a auxiliar el proceso de transferencia de tecnología, con profesionales que capacitaban a trabajadores y a potenciar la naciente industria del país. Luego se convirtió en un instituto de metrología, asegurando la trazabilidad de las mediciones. Es decir, sólo el INTI puede decir que, en una balanza, un kilo es un kilo. Y además asegura calidad, realizando ensayos de productos industriales que después se usan en la vida cotidiana”. Santana aclaró que por lo menos el 60% de los trabajadores del Instituto son profesionales con título universitario: “Hay un centro de desarrollo ligado a cada rama de la industria. Es impensado que un privado pueda hacer lo que hace el INTI en todo el territorio. Lo que vamos a perder es el derecho de consumir seguros y tranquilos”.