Este año, estudiantes de todas las facultades tuvieron a disposición la herramienta, que apunta a mejorar la vida universitaria. Los proyectos más votados ya recibieron financiamiento y se encuentran en proceso de implementación.
En una iniciativa innovadora a nivel universidad, la UNER implementó por primera vez el Presupuesto Participativo Estudiantil (PPE) en 2023. De esta manera, estudiantes de las 9 unidades académicas, sumada la sede Villaguay, plantearon problemáticas y elaboraron proyectos para resolverlas. Tras la votación realizada los días 30 y 31 de agosto; las propuestas que resultaron ganadoras ya recibieron el financiamiento correspondiente y se están implementando en cada unidad académica.
Con el acompañamiento del área de Bienestar Estudiantil de la UNER, las y los estudiantes trabajaron en equipo para plantear soluciones y decidir democráticamente el destino de una parte del presupuesto universitario. En diálogo con UNER Medios, quienes protagonizaron este proceso brindaron detalles sobre la experiencia.
Bienestar para el tiempo entre clases
La vida universitaria excede el tiempo en el aula, ya sea el que transcurre entre clase y clase, o el destinado para almorzar, socializar o estudiar. Por eso un sector del estudiantado de la UNER priorizó el aprovechamiento de espacios ya existentes en las unidades académicas, para añadir comodidad y disfrute.
“En nuestra facultad se construyó un pabellón de aulas nuevas, y detrás del mismo había un espacio que estaba en desuso. Propusimos la compra de bancos para hacer un patio que pueda ser aprovechado por los alumnos y toda la comunidad educativa. Es importante estar cómodo dentro de las instalaciones”, valoró Agustina Sosa, integrante del proyecto ganador en la Facultad de Ciencias Agropecuarias. Por otra parte aseguró que “verlo materializado nos genera orgullo y gran satisfacción. Como mensaje a los estudiantes, les digo que se involucren, que el paso por la facultad no tiene que ser meramente académico; se pueden realizar mejoras que queden para ahora y para el futuro”.
Asimismo, el nuevo edificio de la Facultad de Bromatología también incorporó mesas y bancos al aire libre. “Ni bien llegaron, ya había estudiantes que las estaban usando para almorzar, así que considero que fue un buen indicio. Pensamos en este espacio para sentarnos a compartir unos mates, hacer trabajos prácticos, estudiar”, planteó la estudiante Belén Parodi, quien reflexionó que “la experiencia fue muy enriquecedora”, y a nivel personal destacó la importancia “del trabajo en equipo, porque son iniciativas difíciles de emprender individualmente”.
Las jornadas en la Facultad de Ingeniería “tienen bastante carga horaria, se pasa mucho tiempo dentro de ella. Estamos creciendo en cantidad de alumnos y el comedor a veces queda chico. En los espacios verdes había mesas y sillas pero estaban un poco deterioradas. Entonces pensamos en comprar nuevo mobiliario, para ver más linda la facultad y tener un espacio en donde uno se distraiga”, explicó por su parte Micaela Narváez, de dicha unidad académica. Al respecto, opinó: “Nos preocupábamos por lo académico sin tener en cuenta que ver crecer los espacios, compartir, todo hace a nuestro pasar por la universidad, es importante y suma. En Argentina tenemos una universidad pública, gratuita y de calidad, y si no la cuidamos nosotros que somos parte, nadie más lo va a hacer”.
La iniciativa más votada en la Facultad de Trabajo Social fue “reacondicionar el espacio de ‘la casita’, como le decimos, que históricamente perteneció a las y los estudiantes. No contábamos con un espacio de encuentro y de recreación donde podamos dispersarnos más allá del espacio áulico”, indicó Melisa Romero, al tiempo que valoró que se trató de una experiencia “muy positiva, la de armar un proyecto colectivo e interiorizarnos mucho más en la tarea de gestión de recursos. Quisiera destacar la importancia de que se den estos espacios, y que formemos parte de estas decisiones”.
Aportar calidad a los espacios y servicios
El estudiantado conoce de cerca las necesidades que surgen transitando la vida diaria de la Facultad. Por eso otros proyectos apuntaron a sumar calidad y comodidad en el uso de las instalaciones.
Tal es el caso de la Facultad de Ciencias de la Salud (sede Concepción del Uruguay), donde se financió la compra de un filtro que mejore la calidad del agua para consumo, con el fin de “mejorar las propiedades del sabor, olor, y quitar algunas impurezas para que los estudiantes puedan disfrutarla en los horarios del almuerzo”, explicó el estudiante Lucas Dominici, mientras que su compañero, Eduardo Gabriel Moltrassio, expresó: “Me alegró ver, por fuera de nuestro proyecto, el entusiasmo que hubo por parte de los demás alumnos por postular sus propuestas y me gustaría que eso siga así, con esa predisposición”.
En la sede Villaguay también se gestionó, mediante el PPE, la compra de un ventilador industrial destinado al área del gimnasio. Agustín González, en representación del proyecto ganador, sostuvo: “Sin dudas que la ejecución de este proyecto llegó en un momento óptimo ya que estamos próximos a los meses más calurosos del año y nos va a beneficiar a todos. Esta ha sido una experiencia única, ya que fue la primera vez que participamos de forma activa en la toma de decisiones tan importantes como el destino de los recursos económicos”.
Por otra parte, en la Facultad de Ciencias Económicas “notamos que los baños no eran prácticos a la hora de cambiarse o dejar las pertenencias. La solución que brindamos a través del PPE fue la adquisición de bancos con percheros”, explicó Valentina Ramos, delegada del proyecto más votado. Al mismo tiempo valoró: “Creo que el PPE es algo muy positivo para la Universidad, y darle el espacio a los estudiantes de aportar sus ideas para mejorarla, es muy bueno para todos”.
Facilitar el desarrollo académico
Hubo estudiantes que se enfocaron en su formación y pensaron en cómo mejorar sus trayectorias con la implementación de herramientas y elementos. Así fue el caso de la Facultad de Ciencias de la Alimentación, en donde se planteó la compra de material de laboratorio para “hacer frente al crecimiento en la cantidad de alumnos en cátedras que requieren el uso de elementos esenciales para la formación profesional”, explicó Iván Yañez. Asimismo, reflexionó: “Aprendí que las necesidades de los estudiantes pueden ser muy distintas a lo que uno piensa. También hubo una gran predisposición de estudiantes más jóvenes e ingresantes, a brindar nuevas propuestas y apoyar estas mejoras”.
En el caso de la Facultad de Ciencias de la Educación, la demanda se orientó hacia la adquisición de una fotocopiadora que reemplace a la que ya tenían, que era alquilada y presentaba fallas de manera frecuente. “Planteamos autogestionar una fotocopiadora que sea propia, para darle a nuestros compañeros una opción más accesible”, manifestó Lucrecia Claucich. Luego remarcó: “El PPE hace que te encuentres con un grupo de personas y puedas plantear lo que pensás y lo que la facultad necesita, eso también hace a la vida universitaria”.
En la Facultad de Ciencias de la Administración se gestionó la compra de pizarras para la biblioteca, como “elemento didáctico para hacer más ameno el estudio, que sirva también para debatir ideas, exponer y presentar trabajos”, explicó Moira Zambrana, quien estuvo a cargo del proyecto que obtuvo financiamiento. “Siempre estamos en la búsqueda de herramientas que motiven al alumno a continuar con sus estudios, y que ese proceso sea realmente positivo, de calidad y que lo pueda disfrutar”, remarcó. Luego concluyó: “Estamos contentos y orgullosos porque se tuvo en cuenta esa necesidad que planteamos. Ahora estamos expectantes a ver cómo será la reacción de los alumnos y también nos vemos impulsados a pensar proyectos para el año que viene”.
El PPE busca fomentar la participación democrática, entendiendo que la diversidad de perspectivas y experiencias enriquece la toma de decisiones y permite fortalecer a la comunidad universitaria en su conjunto. Las ideas colectivas, pensadas por y para estudiantes, son fundamentales para construir una UNER más inclusiva.