El Día Mundial de la Salud y el Día Mundial de la Actividad Física -que se conmemoran los días 7 y 6 de abril respectivamente- nos convocan a reflexionar sobre la importancia de cuidar nuestro cuerpo. En el marco del programa UNER Saludable compartimos miradas sobre la importancia de la buena alimentación para nuestro rendimiento físico y mental a diario. María Agustina Borgo y Yanina Gómez, graduadas de la Licenciatura en Nutrición de nuestra Universidad, aportaron información al respecto.

“Una alimentación saludable aporta la energía y los nutrientes necesarios para mantenerse sano, realizar ejercicio físico y las demás actividades diarias. Para ello es importante asegurar un aporte adecuado de carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas y minerales. Con frecuencia, algunas personas se centran en comer alimentos ricos en proteínas, que cumplen una función importante en el desarrollo muscular y la reparación de tejidos, y descuidan la ingesta de carbohidratos, la fuente más importante de energía durante el ejercicio. Esto genera fatiga precoz y bajo rendimiento deportivo”, explicó Borgo.

Si salteamos el desayuno, se activa el modo ‘ahorro de energía’

El desayuno es un hábito saludable fundamental, más aún si nuestra primera actividad va a ser ir al gimnasio o practicar deporte. No tiene que ver solo con tener apetito o no, sino primordialmente con nuestras funciones biológicas: “Si vamos a la etimología del término, des-ayunar significa salir del ayuno, es decir, salir de la situación que ocurre en nuestro organismo varias horas después de la cena. Durante el sueño, el organismo continúa necesitando energía para realizar las funciones vitales, como respirar, reparar y recuperar nuestro cuerpo del desgaste diario. Para ello, activa el ‘modo ayuno’ que utiliza con moderación las reservas energéticas de nuestro cuerpo. Si salteamos el desayuno, continuamos utilizando nuestras reservas, se activa el ‘modo ahorro de energía’ y nuestro organismo funciona de manera lenta y perezosa, porque se ralentizan todas las funciones vitales. Es probable que la persona pueda sentir mareos, debilidad, cansancio, dolor de cabeza, falta de concentración e inclusive desvanecerse”, definió Gómez.

Asimismo, las nutricionistas definieron que aunque sea personal el tiempo de tolerancia de la última comida previa a la actividad física, se aconseja una espera mínima de 1 hora para evitar posibles dolores estomacales, náuseas, vómitos, mareos, entre otros síntomas. Además, brindaron las siguientes recomendaciones en caso de que la falta de tiempo por la mañana sea un obstáculo para ingerir el desayuno:

  • Dejar el desayuno preparado la noche anterior puede ser una estrategia útil para aquellas mañanas en las que no tenemos suficiente tiempo. 
  • También se pueden realizar preparaciones como pan, galletitas, budines o bizcochuelos caseros, fraccionar en porciones y guardar en la heladera y/o freezer para incluir en los desayunos de la semana. 
  • Algunas opciones prácticas y rápidas de desayuno completo para consumir antes de ir a entrenar: 
    • Infusión (té, café, mate cocido o cebado) + sándwich con queso descremado + fruta (excepto naranja). 
    • Infusión (té, café, mate cocido o cebado) + panqueque de avena con frutas (excepto naranja).

Otras opciones de desayuno completo para personas que toleran bien la leche y el yogur:  

  • Licuado de leche y banana con avena y frutas secas. 
  • Yogur natural con granola y fruta picada (excepto naranja). 

O bien, se puede fraccionar el desayuno:

  • Pre-entrenamiento: mix de frutas frescas picadas -sin naranja-, frutas secas y cereales para desayuno sin azúcar y una vez finalizado el entrenamiento: completar el desayuno con algún lácteo descremado.  
  • Pre-entrenamiento: sándwich con queso descremado y dulce compacto o mermelada y una vez finalizado el entrenamiento: completar el desayuno con alguna fruta fresca, ahora puede consumir naranja si lo desea.  

A través de UNER Saludable promovemos acciones donde el autocuidado y la prevención sean los ejes para una mejor calidad de vida. Conocer qué hábitos debemos reemplazar por otros más saludables y por qué, resulta fundamental para lograrlo.