Luego de dos años de pandemia, las aulas de nuestra Universidad vuelven a ser el espacio de encuentro para las actividades académicas. La presencialidad será plena y cuidada, por lo que el compromiso y la responsabilidad son de enorme importancia para reducir los riesgos de contagio de COVID-19 en todas las dependencias de la UNER. Carlos Thea, referente de Higiene y Seguridad en el Trabajo de nuestra institución, se refirió a la ventilación como la principal medida que debemos adoptar.
“Está más que demostrado que la mayor frecuencia en el contagio se da por la respiración de aerosoles emitidos por personas que cursan la enfermedad. Son pequeñísimas partículas de humedad que propagamos al aire cuando respiramos, que pueden estar cargadas de virus. Entonces tenemos que hablar de la importancia de la renovación del aire. Es una medida fundamental que nos va a servir para la prevención de los contagios cuando estamos en un aula”, afirmó Thea.
¿Cómo sabemos si el aire está circulando de manera efectiva? El especialista planteó que “hay una serie de recomendaciones que están dadas en función de la cantidad de volúmenes de aire por hora, o la cantidad de litros por persona y por minuto, etcétera. Pero no tenemos la posibilidad de hacer tantos cálculos, por eso se utiliza una medición que es indirecta. Entonces nos valemos del hecho de que cuando respiramos emitimos tanto dióxido de carbono como eventualmente virus, si estuviésemos enfermos. Ambos son proporcionales, por lo tanto, midiendo la concentración de dióxido de carbono en el aire podemos estar seguros de cómo va la concentración de carga viral en el ambiente”.
Con el objetivo de realizar la medición antes mencionada, Thea adelantó que se incorporarán a la Universidad una serie de medidores de concentración de dióxido de carbono en el aire. “Es lo que nos resulta más cómodo y es muy efectivo. Instalamos este instrumento y en función de eso vemos si necesitamos ventilar más, o no. El parámetro que se toma como referencia es la concentración de dióxido de carbono de 700 ppm (partes por millón en el aire). Esto quiere decir 700 ml de dióxido de carbono en 1 m³ de aire”, indicó. Asimismo, explicó que con niveles por debajo de esas 700 ppm “vamos a estar seguros de que tenemos un aire lo suficientemente limpio como para evitar los contagios por propagación de aerosoles”.
Acerca de la renovación del aire en aulas u oficinas, Thea sostuvo que se deben abrir puertas y ventanas parcial o totalmente. Y que en el caso de que no fuera suficiente, “podemos inducir una corriente de aire mediante un ventilador o extractor de aire”. Por otra parte, recordó que siguen vigentes las demás medidas: uso de tapabocas, distanciamiento e higiene de manos, herramientas y espacios de trabajo.
Para finalizar, el referente de Seguridad e Higiene reflexionó: “En definitiva, ninguna de las medidas de prevención recomendadas serán efectivas sin nuestra fuerte responsabilidad individual. Todos nosotros debemos ser conscientes de que debemos cuidarnos y cuidar a nuestros compañeros de trabajo y de estudio”.