El pastoreo de ganado puede influir positivamente en la retención de carbono de los suelos. Esto representa una oportunidad importante para compensar las emisiones de metano. 

Nicolás Caggiano, docente en la carrera Medicina Veterinaria de la Facultad de Bromatología, dialogó con UNER Medios acerca del rol de la actividad ganadera en la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y la importancia que tiene la nutrición de los animales en relación al cuidado del medioambiente.

“El aumento de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero responde principalmente al aumento de la actividad industrial y la creciente utilización de combustibles fósiles durante el último siglo”, argumentó. En tal contexto, Caggiano -quien está especializado en Reproducción Bovina- sostuvo que “no sería lo más adecuado hablar de un aumento de las emisiones de GEI por parte de los sistemas ganaderos, ya que se mantuvieron bastante estables a lo largo de los últimos años; eso lo vemos reflejado en los niveles de metano en la atmósfera durante los últimos 40 años, y mencionamos al metano porque es el GEI que se relaciona de manera directa con las fermentaciones enterales de los animales de producción”. 

La ganadería tiene un rol protagónico, pero no sería la gran culpable de este problema.

Sobre el calentamiento del planeta y el grado de incidencia que tienen sobre este fenómeno las actividades ligadas a la agricultura a nivel mundial, Caggiano describió que “representan un 24% del total de las emisiones a nivel global”. También destacó que, según distintos reportes, “la ganadería puede participar entre un 14% y un 16% del total de las emisiones”, mientras que “actividades como la producción de energía eléctrica y el calor aportan un 25% y la industria un 21%”. En ese sentido, manifestó que “viendo la repartición de los aportes relativos de las distintas actividades, la ganadería tiene un rol protagónico en la emisión de gases, pero no sería la gran culpable de este problema. Esto puede observarse con la disminución de emisiones industriales y transporte generadas durante la pandemia, instancia en la que disminuyeron un 17% en relación al año 2019”. 

El docente además comentó que “en los últimos años se modificó la perspectiva de la población en general sobre temas como el medio ambiente y el calentamiento global, y esto generó que el consumidor demande a los productores sistemas más sustentables, desde un punto de vista ecológico”. 

Al consultarle sobre las medidas que ayudarían a disminuir la emisión de GEI en ganadería, el investigador se refirió a la nutrición, “aspecto que cumple un rol fundamental, ya que las emisiones se generan a consecuencia de los procesos fermentativos que se llevan a cabo en el tracto gastrointestinal de animales herbívoros, como es el caso de los rumiantes”. 

En ese sentido planteó que “ingestiones menos digestibles favorecen mayores emisiones de metano, por lo que trabajar sobre la digestibilidad de las dietas en rumiantes es un factor clave”. Según el docente, también “hay otras estrategias como la utilización de aditivos que inhiben la actividad de bacterias metanógenas, o la selección de animales con menos proporción de estos microorganismos a nivel ruminal, lo cual se está estudiando actualmente”.

Alimentación del ganado

“Debemos tener presente que lo natural y saludable pueden ir por carriles distintos -especifica el Doctor-, porque podemos tener dietas saludables sin que sean naturales para el ganado”. Por esa razón, manifestó que prefiere “hablar de dietas que sean sustentables desde un punto de vista ecológico y económico, respetando cuestiones de bienestar animal”. 

Una de las variables más importantes es la digestibilidad.

El docente explica que “a la hora de hablar de nutrientes se piensa en lípidos, proteínas e hidratos de carbono, que desde un punto de vista nutricional son fáciles de alcanzar en el momento de formular una dieta; pero más allá de las proporciones de cada nutriente, el tema es su calidad”. En consonancia, agregó que “una de las variables más importantes es la digestibilidad, es decir, ver cuánto de lo que consume el animal es absorbido a nivel intestinal. Si la digestibilidad de un alimento es alta, los procesos fermentativos suelen ser más eficientes (menor eliminación de metano) y el animal termina generando menos desechos fecales, con el impacto ambiental que éstas tienen”. 

Caggiano remarcó que “a medida que se aumenta la proporción de granos en la dieta, la digestibilidad aumenta”. Además se refirió a dos aspectos importantes que están relacionados entre sí: “Por un lado, la competencia que hay entre el sistema alimentario de humanos y de animales por los granos y, por el otro, el costo elevado de inclusión de granos en las dietas del ganado”. El docente manifestó que, por esta razón, “muchas líneas de investigación están detrás del desarrollo de aditivos que aumenten la digestibilidad de la celulosa presente en los forrajes, o que se oriente la utilización de dichos forrajes cuando sus estadios fenológicos tienen un elevado porcentaje de hidratos de carbono no estructurales, de mayor digestión”.

Consecuencias para el medioambiente

“Una tendencia que están llevando a cabo distintos países, entre los cuales Argentina es protagonista, es el desarrollo de una ganadería en base a sistemas más pastoriles o silvopastoriles”, señaló el profesional. Este tipo de propuestas tiene lugar porque “según el planteo de los especialistas, las emisiones que generan los animales en dichas explotaciones son fijadas por la materia vegetal. Entonces, se estaría promoviendo un sistema que favorece el secuestro de carbono por parte de los sustratos alimenticios que los mismos rumiantes consumirán luego”, sostuvo. 

Nuestro país por sus características productivas genera cantidades significativas de GEI.

“Si bien las emisiones no aumentaron, nuestro país por sus características productivas genera cantidades significativas de GEI, por lo que hay que tomar cartas en el asunto”, expresó el especialista. También subrayó que “la cadena agroalimentaria tiene que llevar adelante cambios, de los cuales algunos ya se están haciendo. Hay sectores que son más reacios a instrumentarlos, pero creo que a fuerza de los mercados, la cadena de producción se va a ir adaptando”.

Por último, Caggiano recalcó que “más allá de la sustentabilidad ambiental, es importante tener en claro la sustentabilidad económica de los sistemas de producción, porque muchas propuestas van en contra del desarrollo económico de las actividades productivas”. Asimismo, concluyó: “Me parece de vital importancia el desarrollo de actividades productivas que respeten el medio ambiente y cumplan normas de bienestar animal. Con esto cuidaremos nuestros recursos ambientales, promoviendo el desarrollo de actividades económicas sustentables en las distintas regiones ecológicas de nuestro país”.