El desarrollo del campo editorial universitario representa un significativo fenómeno en Argentina. Sergio Delgado, coordinador de la colección El País del Sauce coeditada por la Editorial de la UNER –EDUNER y Ediciones UNL, aportó una mirada al respecto y reflexionó sobre los desafíos de la edición de libros en el actual ecosistema digital. 

Guiado por su interés en la cultura y la crítica francesa, en búsqueda de una experiencia con el país europeo que acunó a muchos de sus referentes literarios, desde 1999 Delgado se radicó en Francia. Lo que comenzó como un viaje con fecha de retorno se extendió hasta la actualidad y el escritor santafesino fue construyendo su devenir desde una “condición híbrida entre allá y acá”, retomando sus palabras. “Soy un privilegiado porque me han convocado para varios proyectos en Argentina, me interesa mucho estar entre los dos mundos”, manifestó en diálogo con UNER Medios. 

Delgado es doctor en Letras por la Universidad de Rennes 2 Alta Bretaña, investigador, crítico de literatura y autor de múltiples publicaciones, reconocido a nivel internacional. “Creo que es un fenómeno extraordinario el desarrollo editorial argentino, es un medio que tiene una tradición propia muy fuerte, incluso en el campo independiente”, sostuvo. También mencionó que se fue polarizando a partir de los grandes grupos editoriales, “pero sin embargo tiene una vitalidad propia”.

El escritor además se refirió puntualmente a las editoriales universitarias y destacó que “hace ya muchos años han tomado el relevo del medio editorial, sobre todo de ediciones ligadas al patrimonio académico y cultural, del país y de la región”. En ese marco, enfatizó en que se trata de “un proceso muy importante e interesante que protagonizan la EDUNER y la UNL, modelos que están entre las 5 o 6 mejores en Argentina. Llama mucho la atención incluso fuera del país, es algo que se ve”. 

En el ámbito de las universidades públicas, planteó el doctor, las editoriales tienen además la particularidad de pensarse como una extensión. “Es una herramienta para llegar a mucha gente y ahí la cuestión democrática se multiplica de manera exponencial, porque ya no es una producción destinada a un grupo religioso o cultural-económico, sino a todos. Cualquiera puede acceder a la producción académica cultural que propone una editorial universitaria”, enfatizó. Además subrayó su importancia y la de los medios de la Universidad, como “elementos claves que prolongan la idea universitaria de conocimiento, la idea pública de conocimiento y la idea universal de conocimiento”.

En ese contexto, Delgado puso en valor el acceso de todas las personas a la educación superior “pública, laica, gratuita, valores que es fundamental recordar”. Asimismo, habló de la importancia de defender al sistema universitario dado que sienta las bases para “educar a las nuevas generaciones en el conocimiento pero también en la vida democrática”. Razón por la cual, reflexionó además, es lo primero que se ve amenazado durante los regímenes de gobierno de extrema- derecha, porque “paradójicamente es lo más fuerte y lo más frágil” y “se puede desmantelar rápidamente como ha ocurrido con las dictaduras cívico-militares, donde lo primero que han hecho es tomar la universidad”. 

Es una herramienta para llegar a mucha gente y ahí la cuestión democrática se multiplica de manera exponencial, porque ya no es una producción destinada a un grupo religioso o cultural-económico, sino a todos. Cualquiera puede acceder a la producción académica cultural que propone una editorial universitaria.

La transformación inexorable del mundo editorial: la digitalidad

Frente al nuevo ecosistema digital, las formas de leer y consumir libros comenzó a mutar. Esto no es ajeno al sistema editorial, que se encuentra a nuevos desafíos. “Sin entrar ni siquiera en una consideración intelectual, a mí me gusta el libro en papel. Personalmente, leo mucho los libros electrónicos, no me acostumbro nunca del todo pero supongo que las nuevas generaciones sí. Es algo que tiene que evolucionar”, expresó Delgado. 

Sin embargo, consideró que aún hay una deuda del espacio digital con la calidad del trabajo dedicado en la edición en papel, en un libro: “El mundo editorial digital es parasitario del mundo clásico editorial. Generalmente reproducen la imagen en papel, los PDF que uno ve son un escáner de la edición impresa y no se ve incluso en el primer mundo una producción del libro electrónico con equipos editoriales que estén armándolo, con un cuidado de la edición y del diseño”. 

En su calidad de profesor, Delgado se refirió también a la relación de las y los jóvenes con los dispositivos móviles para la lectura. La facilidad y rapidez con que se accede a diversos materiales, impide que se tome conciencia respecto de lo que se consume. “No hay una reflexión sobre la distancia. Creo que el proceso editorial clásico sí logra esa distancia con el objeto material, con toda la producción que implica, desde hacer el libro, corregirlo, editarlo, diagramarlo, imprimirlo, encuadernarlo y distribuirlo”, enfatizó Delgado. Además remarcó que “toda esa serie de operaciones, que desaparecen con el mundo digital, son garantía de una instancia crítica y de un cuidado”. En tal contexto, “rápidamente se accedió a la tecnología y no llegó al mismo tiempo la reflexión y la producción intelectual en torno de eso”.

El mundo editorial digital es parasitario del mundo clásico editorial. Generalmente reproducen la imagen en papel, los PDF que uno ve son un escáner de la edición impresa y no se ve una producción del libro electrónico con equipos editoriales que estén armándolo, con un cuidado de la edición y del diseño.

El País del Sauce y la región litoraleña

En el marco de la presentación del libro Los Estudiantes que integra El País del Sauce, colección dirigida por Delgado y coeditada entre UNER y UNL, el escritor habló sobre las ideas que la atraviesan. Para su nombre, relató, “pensamos en el poema Entre Ríos de Juan L. Ortiz, donde hay una idea de país, región, cultura e identidad, que nos pareció interesante”. No obstante, representa una mirada de región más compleja que dista de la “cerrada y tradicionalista, o nacionalista”. Se trata de “una región cultural que rompe con los límites provinciales, municipales y nacionales. Sobre todo con esas limitaciones geopolíticas que no tienen nada que ver con la cultura”.

También mencionó que la colección intenta “compensar un vacío que hay en torno a la edición de libros clásicos, esos libros que son fundamentales”. En ese sentido mencionó que las editoriales dejaron de ocuparse de mantener el patrimonio cultural de los países o regiones y “es necesario editar libros antiguos, clásicos, que no circulan y que hay que hacer circular”.