La temática fue abordada durante un webinario, en el marco del programa UNER Saludable. ¿Qué dicen las estadísticas y qué políticas son necesarias?

En el webinario organizado por el Programa UNER Saludable, una de las problemáticas abordadas fue el tabaquismo, su consumo, y el costo que genera en la sociedad desde un enfoque socioeconómico. Al respecto Cynthia Wolosko, responsable técnica del Programa “Entre Ríos Libre de Humo de Tabaco”, expuso sobre el consumo del cigarrillo como “el hábito cuyo perfil se desplazó hacia las mujeres especialmente en la etapa de la adolescencia, tanto en el consumo y exposición”. 

La especialista, en diálogo con UNER Noticias, describió una reducción en la prevalencia del tabaquismo a nivel país: si bien presenta una tendencia en descenso, continúa siendo preocupante. El tabaquismo afecta en mayor medida a la población vulnerable y la carga de morbi-mortalidad produce mayores inequidades. En la provincia, la exposición presenta una tendencia decreciente tanto en el trabajo como en bares y restaurantes; sin embargo en el hogar hubo un aumento y los valores de exposición continúan siendo los más elevados de la Región Centro. Por otra parte, es alarmante el consumo a edades cada vez más tempranas, e incluso este problema se acentúa respecto al fácil acceso para adquirir estos productos.

La importancia de aumentar los impuestos al tabaco

Otro abordaje en el desarrollo del webinario estuvo referido a la necesidad de aumentar los impuestos al tabaco. Es una realidad, señala Cynthia Wolosko, que el tabaquismo aparece como la principal causa prevenible de muerte y enfermedad a nivel mundial; cada año, más de cinco millones de muertes en el mundo son atribuibles al consumo de productos de tabaco, y se espera que para 2025 la cantidad de decesos anuales alcance los 10 millones.
En Argentina, se estima que el 29,6% de los hombres y el 20,9% de las mujeres son fumadores. El mayor peso está dado por las enfermedades cardiovasculares, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y cánceres. Su impacto en la mortalidad y en la calidad de vida es innegable, y determina un 14,3% de todas las muertes que se producen en nuestro país con personas mayores de 35 años. Esto representa casi 45.000 muertes por año que podrían ser evitadas. El tabaquismo genera además un costo médico directo anual de más de $196 mil millones (pesos argentinos), un costo de productividad laboral superior a los 91 mil millones, y sobre el cuidado informal en 75 mil millones. En total equivalen a más del 1,2% sobre todo el producto bruto interno (PBI) del país.   

La recaudación impositiva por la venta de cigarrillos se encuentra alrededor de $96 mil millones anuales,  un valor que  apenas llega a cubrir el  26% de los costos económicos totales provocados por el cigarrillo en el sistema de salud y la sociedad (Informe del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria). El aumento del precio  real de los cigarrillos a través de impuestos, es reconocido en el mundo como la medida más costo-efectiva para reducir su consumo. Debido al bajo precio al que los consumidores acceden a los cigarrillos en el mercado,  existe un amplio margen para aumentar los impuestos a los productos de tabaco. En los resultados de una investigación efectuada por el organismo, con un incremento en el precio de los cigarrillos a través de impuestos en Argentina podrían lograrse enormes beneficios para toda la población. Particularmente, un aumento de tan sólo un 500%, evitaría más de 22.000 muertes, 33.000 infartos, 9.000 nuevos cánceres y 11.000 accidentes cerebrovasculares (ACV) en un plazo de diez años. Y aun así, el precio de los cigarrillos continuaría siendo bajo para los estándares internacionales. Además, se podrían generar recursos por más de $590.000 millones, cifra derivada del ahorro en gastos sanitarios, costos de productividad laboral, de cuidadores, y en el aumento referido a la recaudación impositiva.

Cigarrillos electrónicos

Otro aspecto abordado por la expositora Wolosko en el encuentro estuvo dirigido a los cigarrillos electrónicos, caracterizando su funcionamiento. Se trata de un cartucho donde se ingresan concentraciones variables de líquido con nicotina y otras sustancias. Usan una batería para convertir el líquido en un aerosol que se inhala. Es un sistema electrónico del que se libera nicotina. Los líquidos pueden comprarse en empresas que dicen tener “certificados de calidad”. Existen miles de sabores para los cigarrillos electrónicos, la mayoría atractivos para los niños. Dado que llevan apenas 15 años en el mercado, es muy difícil poder determinar su riesgo a largo plazo para la salud. Además, la mayoría de los consumidores también ha fumado cigarrillos comunes por lo que no va a resultar sencillo individualizar el daño exclusivo relacionado con estos productos. La ANMAT tomó la decisión de prohibirlos apelando al principio precautorio en Argentina. Los estudios realizados determinaron que contienen cuatro grupos que revelan vapores de tóxicos y compuestos cancerígenos: carbonilos, orgánicos volátiles, nitrosaminas y metales pesados. También, se encontró metal como cromo, plomo y níquel, siendo éste más elevado que en el humo de los cigarrillos comunes.

La mayoría de las tabacaleras han apuntado al consumo del cigarrillo electrónico, una nueva modalidad que comenzó a naturalizarse con un mensaje que no resulta perjudicial para la salud, especialmente entre los jóvenes. El abordaje de este problema entre los adolescentes es un punto que amerita una atención particular, más aún si consideramos que la mayoría de los adultos desarrollan su dependencia antes de alcanzar la mayoría de edad y que existe un elevado riesgo potencial de susceptibilidad en esta franja que se inicien en el consumo. En este sentido, la publicidad, promoción y patrocinio resulta sin duda una de las líneas a fortalecer en los marcos regulatorios, así como también el refuerzo de las estrategias comunicacionales referida a mensajes anti-tabaco. Especialmente teniendo en cuenta que se ha reducido en la población la percepción del daño que produce.