En el marco del Programa Integral A dos Bandas, estudiantes, docentes y no docentes de UNER y UDELAR realizaron una jornada de extensión y trabajo territorial en el barrio Los Espinillos de Gualeguaychú.

Durante tres días en la ciudad de Gualeguaychú, estudiantes, docentes y no docentes de la Facultad de Bromatología de UNER y de la Universidad de la República (UDELAR) se encontraron en el marco del Programa Integral A dos Bandas, una iniciativa binacional que se propone hacer foco en la extensión universitaria, la integración académica, cultural y comunitaria, y la producción de conocimiento. Las actividades principales de la jornada se desarrollaron en el barrio Los Espinillos, donde se generaron intercambios con vecinos y vecinas para así abordar distintas problemáticas de la comunidad. Luego habrá una instancia de iguales características en Fray Bentos. 

Este programa binacional entre ambas universidades comenzó a gestarse en 2023 con un desarrollo territorial. José Dorati, secretario de Extensión de la Facultad, comentó a UNERMedios al respecto: “Empezamos conformando un equipo de conjunto de docentes que se puso a pensar en esta actividad y que pudimos concretar una primera instancia el año pasado. Este programa que le decimos programa A dos bandas, pensando en la unión de territorios con una historia común muy fuerte de hermandad, y que tiene una significancia pedagógica muy importante para nuestros estudiantes”. 

Respecto al trabajo territorial en Los Espinillos, Dorati agregó: “Es un es un barrio popular que tiene una situación de alta vulnerabilidad. Creemos que ahí está el compromiso social de la universidad con las problemáticas que tiene el barrio y así poder hacer aportes para resolver algunas de ellas. También es un proceso de intercambio, aprendizaje y de construcción de redes con esta comunidad. Es un ida y vuelta permanente entre el barrio y la universidad, donde todo confluye aprendiendo y enseñando”.

Durante la jornada también se contó con la visita de autoridades como el decano de Bromatología, Gustavo Isaack; la secretaria de Extensión Universitaria y Cultura de UNER, Belén Aguirre y la coordinadora de la Oficina de Relaciones Internacionales, Josefina Rayan. 

Las problemáticas barriales

Debora Fernández vive en Los Espinillos desde hace diez años y actualmente es presidenta de la Comisión Vecinal. Resaltó el trabajo conjunto con la universidad “y el interés que demuestran hacia los vecinos. Han recorrido todo el barrio y saben bastante de las problemáticas que hay”. Dichas problemáticas se encuentran cuestiones como la falta de calles internas, luminarias, cloacas y contenedores de basuras, como también la necesidad de mayor seguridad para el barrio.

Asimismo, María Barbosa, coordinadora del SUM de Los Espinillos, dijo: “El SUM estaba cerrado y hace 4 meses que se activó. Los días miércoles y viernes entregamos la cena a alrededor de unas 70 familias. También damos clases de apoyo, talleres de folklore y un espacio de escucha. Trabajamos continuamente a la par del vecino”.

El trabajo en territorio como aprendizaje

El primer día de la jornada consistió en un encuentro entre los estudiantes, docentes y no docentes en la sede de la Facultad de Bromatología, donde se conformaron cuatro grupos para las actividades del segundo día en Los Espinillos. Se trabajó sobre aspectos como entornos deportivos saludables, atención primaria de la salud, el diseño y planificación de una huerta comunitaria y recorridas por el barrio para dialogar con vecinos y vecinas y escuchar sus inquietudes.

Matías Apa, docente extensionista de la Facultad, destacó los intercambios que este tipo de actividades genera, tanto entre la universidad y el barrio, como también entre estudiantes de distintos países y desde disciplinas diversas: “Por un lado, está la experiencia de salir del país, tanto por parte de los estudiantes de Uruguay que vinieron a la Argentina como la experiencia posterior que se hará en Fray Bentos. A su vez, encontrarse dialogando con otras personas que a lo mejor no eran conocidas o que son de otras disciplinas, poder pensar las mismas problemáticas desde otra perspectiva. Aparecen un montón de cuestiones como repensarse y ver qué emociones se ponen en juego. Tratamos siempre de ir desde el cuidado y el respeto y que eso sea un espacio de aprendizaje. Lo otro que sucede es que cada uno también va repensando su propia formación disciplinar a partir del diálogo con otras disciplinas, a partir de visualizar otras realidades que son muy cercanas geográficamente, pero a lo mejor muy distantes desde la realidad que nos circunda. La sensibilidad aflora cuando nos encontramos con situaciones que nos invitan a sentir lo que otros están sintiendo”.

Por su parte, la docente y extensionista de la UNER, Laura Lonardi resaltó la importancia de que los estudiantes realicen actividades en territorio durante su trayecto académico. “La posibilidad de que salgan del aula y conozcan los territorios, puedan identificar necesidades, intereses y demandas de la comunidad, pero también pensar colectivamente los problemas. Reconocer otros saberes que no son sólo los que se dan en la academia, sino que también están en el territorio, incorporando además la dimensión de la interdisciplina. Trabajamos con estudiantes y docentes de distintas carreras de FB como Nutrición, Veterinaria, Bromatología, Farmacia y Bioquímica, y la banda uruguaya con estudiantes y docentes de Medicina y Psicología. Entonces, nutrirnos y fortalecernos desde las diferentes miradas, desde ciertos ejes que como grupo de trabajo sostenemos o de los paradigmas que nos contienen como la salud colectiva, la soberanía alimentaria, la extensión crítica, el los conceptos de territorio, los entornos saludables. Son experiencias transformadoras para las y los estudiantes que tienen la posibilidad de transitarlas”. 

Selene Morales de León es coordinadora de la Unidad Regional de Extensión de UDELAR en el Litoral Norte de Uruguay y se refirió al valor de la formación universitaria más allá de lo técnico, desde un enfoque creativo y situado que aborde problemáticas sociales con la participación de la comunidad: “La importancia para mí siempre es ir al corazón de lo que es la función universitaria que es formar estudiantes. Pero una formación que no sea solamente una cuestión técnica, sino apostar también a una formación más humana y, sobre todo, creativa, en el pensar otros mundos posibles. En nuestra contemporaneidad, una de las de las cosas que nos vienen interpelando y complejizando es el desesperanzamiento, esta idea de que no hay salida. Esa cuestión creativa se da si hay una implicancia tanto corporal, con las situaciones con los vecinos y vecinas, con lo que nos pasa, con los con los roles docentes y demás, en un aprender situado. A su vez, que esta formación tenga un anclaje situacional real como lo que observamos en estos barrios. Con algunas salvedades más de cuestiones culturales, es muy similar a lo que sucede en Uruguay. Compartimos las raíces de los porqué y así se configuran los barrios vulnerados. Creemos que la extensión crítica tiene ese mismo lente que nos permite complementarnos y también trascender las fronteras ficticias”. 

La experiencia estudiantil

Dolores es estudiante de la carrera de Farmacia de la UNER y por segundo año consecutivo participó del programa binacional. Sobre la experiencia comentó: “Está bueno para poder conocer diferentes personas y hacer actividades de extensión, ya sea con compañeros de la misma facultad como con los que vienen de Uruguay; ver otras realidades y tomar mayor conciencia, ponerse en el papel del otro. También a poder abrir la mente y, como futuro profesional, comprometerse con la sociedad y ponerse a trabajar. Para mi es algo que enriquece, que el conocimiento no sea algo que quede dentro del aula sino que aplicarlo y poder ayudar al otro”.

Asimismo, Analía es de Paysandú y estudia la carrera de Medicina en UDELAR y expresó: “Es la primera vez que vengo a Gualeguaychú y me gustó muchísimo la experiencia. Los chicos de acá son espectaculares, muy buena onda, y los vínculos que estamos haciendo está muy bueno; aunque seamos de diferentes carreras tenemos mucho para compartir. Encontrarse con este tipo de realidades como las que se viven en el barrio es bastante complejo pero es una vivencia muy importante”. 

La universidad al servicio del pueblo

Humberto Tomassino, asistente académico del CENUR Litoral Norte de UDELAR y reconocido por su extensa trayectoria en la extensión crítica universitaria, también formó parte de la jornada. Celebró la realización de estas actividades que recurren a la metodología de convivencia para enseñar y aprender extensión. “Es algo muy valioso porque retoma viejas historias de extensión. Por ejemplo, en el caso uruguayo, en 1945 aparece la primera misión sociopedagógica que se hace en en pueblos pobres rurales con estudiantes de magisterio. Son 80 años de una propuesta metodológica muy interesante que después se incorporó a la universidad, luego se dejó de hacer y con esta propuesta la ponemos de nuevo a funcionar”, comentó.

“Nos pone a convivir con situaciones que están de los dos lados, que se expresan de forma distinta, pero que tienen como una raíz común que se puede trabajar desde la universidad de una manera muy potente, muy profunda, muy necesaria y que nos pone a pensar una universidad distinta. Una cosa que nosotros siempre vemos es que cuando hacemos estas experiencias de convivencia territorial, nos traemos mucho más de lo que dejamos. Y lo que nos traemos es la contribución a la formación crítica y senti-pensante de nuestras y nuestros estudiantes. El territorio es un formato pedagógico nuevo y el territorio son los vecinos, las vecinas, los movimientos sociales, las organizaciones, las instituciones. Cuando incorporamos esos nuevos diálogos, la formación es completamente distinta. En especial, en estos tiempos de individualismo, en donde lo común no está suficientemente pensado y defendido”, agregó Tomassino.

Por otro lado, Damián Verzeñassi, director del Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad Nacional del Rosario, estuvo a cargo del taller Cuerpo-Territorio –donde participaron los estudiantes con vecinos de Los Espinillos– una herramienta para construir colectivamente cartografías sociales que ayuden a identificar los problemas de salud en una comunidad y cómo estos se relacionan con las características territoriales. 

“Después del 2020 ha habido una transformación muy importante en las formas de vincularnos entre nosotros, que también tiene su correlato en las formas en las que nuestros cuerpos expresan los procesos de salud y en las formas en las que se trabajan los procesos de atención y también de cuidado o de no cuidado. Entonces, el poder generar talleres que convoquen desde la presencialidad a repensar nuestro vínculo con el territorio, a representar nuestras acciones cotidianas en un mapa y ver gráficamente dónde es que estamos transitando, dónde es que estamos construyendo nuestra forma de vivir, ayuda a que uno pueda visibilizar con mayor volumen cuál es el impacto que tienen las acciones que podemos llevar adelante colectivamente”, dijo al respecto. 

“La razón de ser de la universidad es el pueblo, la razón de ser de la universidad es la comunidad que sostiene a la universidad, no para que forme las élites dirigenciales o los profesionales que después van a ver cómo se acomodan socialmente, sino para que acompañen la construcción de ciudades, de formas de vida, de organizaciones comunales que mejoren la calidad de vida. En un contexto donde 6 de cada 10 chicos o chicas están por debajo de la línea de pobreza, donde 2 de cada 3 personas en nuestro país no tiene estabilidad en su trabajo, donde nuestras jubiladas y jubilados tienen que ir a exigirle a legisladores que sostengan una ley que les garantiza un mínimo de jubilación, donde los discapacitados son vedados en sus posibilidades de acceso a las atenciones; en ese contexto, la universidad solamente tiene sentido si se pone a pensar y a construir con las comunidades estrategias de vinculación para mejorar la calidad de vida. Eso es lo que hace la el dispositivo que está construyendo UNER y UDELAR, que nacen de una concepción de la universidad como una herramienta al servicio de los pueblos”.