Junto a la Secretaría de Políticas Universitarias, integrantes de la UNER participaron de un encuentro virtual para compartir un balance del ciclo 2020.

Se llevó a cabo una exposición sobre el impacto de la pandemia Covid-19 en las rutinas educativas, a partir de los resultados de las encuestas realizadas a universidades nacionales y de las acciones de acompañamiento que la UNER está desarrollando frente al escenario de convergencia. La actividad, a cargo de integrantes de la Secretaría de Políticas Universitarias de Nación y de la gestión de nuestra Universidad, se realizó en compañía de un nutrido grupo de autoridades de Rectorado y de las facultades, representantes de gremios docentes y no docentes, e integrantes de las secretarías de la UNER. 

“Creo que la Universidad hizo muchas acciones que van en línea con las debilidades y necesidades que hay que atender, aún cuando no teníamos una información de calidad que nos permitiera saber si realmente estábamos direccionando los esfuerzos hacia donde más lo necesitábamos”, destacó el rector Andrés Sabella. Además hizo hincapié en que “el difícil contexto nos tiene que enseñar que la única manera de seguir adelante y de crecer es de manera colectiva y consensuada, que es lo que intentamos hacer casi intuitivamente a lo largo de este año”. 

El encuentro tuvo lugar este martes y contó con la presencia del director del Programa de Calidad Universitaria de la SPU, Daniel López y del secretario de Políticas Universitarias de la Nación, Jaime Perczyk, quien destacó la importancia de discutir lo que pasa en el país con datos científicamente construidos. “Defender lo que hemos hecho en este año y medio es también defender el derecho de 2.300.000 chicos a seguir estudiando y prepararnos para la universidad que viene después de la pandemia”, expresó Perczyk. “Vamos a valorar la tarea de una comunidad universitaria que quiere colaborar para que la Argentina salga de la pandemia y se ponga federalmente, y con justicia social, definitivamente de pie”, reafirmó.

Por su parte, la Directora Nacional de Gestión Universitaria de SPU, Roxana Puig, hizo referencia a las 500 carreras de modalidad a distancia que están vigentes en el sistema universitario y mencionó que podrían migrar más. “Esta realidad se nos ha impuesto y casi todas las instituciones están pensando cómo transformar varias de sus ofertas a esta nueva modalidad que se nos presenta como una oportunidad para sostener la presencia de los estudiantes”, comentó Puig.

Presentación de las encuestas

El docente, investigador y asesor de la SPU, Germán Lodola, fue quien coordinó el trabajo de encuestas que involucraron a autoridades, estudiantes, docentes, trabajadores y trabajadoras no docentes de las universidades públicas. “La encuesta provee una interesante hoja de ruta para diseñar políticas públicas orientadas a dar respuestas concretas a situaciones específicas, es una herramienta técnica y políticamente interesante para dar un debate público desde las universidades respecto a algunas intervenciones recientes sobre un supuesto silencio de la universidad”, manifestó. Sobre este último aspecto destacó que “el sector universitario es el que respondió de manera más dinámica y eficiente a desafíos que nadie podía anticipar”. 

Este trabajo se puso en marcha a los 5 meses de haberse decretado la ASPO, con el objetivo de visualizar la capacidad de acción de las instituciones de educación superior frente al desafío de la virtualidad. “La respuesta de las universidades no sólo es satisfactoria sino que además es muy rápida. Sobre la pregunta de cuánto tiempo tardaron las universidades en promedio para migrar a clases virtuales, el 75% de las autoridades nos dice que tardó menos de un mes”. 

Además, mencionó que hubo una amplia variedad de acciones que se llevaron a cabo y no están contempladas en los datos. “El 45% de las universidades trasladó a estudiantes a sus ciudades de origen a partir de la declaración de la ASPO y el 75% se vinculó de manera regular y estable con el sistema de salud, colaborando con infraestructura, aportando instalaciones y equipamiento, fabricación de insumos, prestación de servicios sanitarios”, enumeró Lodola. “Esta respuesta se dio con una dotación de recursos razonable, no es que las universidades estaban preparadas, en el sentido de que lograron anticipar la pandemia, sino que lo hicieron con la dotación de recursos humanos, tecnológicos y conocimientos que disponían”, agregó.

El asesor concluyó que “las universidades reaccionan de manera muy integral, rápida, adecuada, a pesar de que los desafíos son muy demandantes y de que existe un cuarto de las personas encuestadas que presenta problemas”. Sobre esas dificultades, mencionó que “son peores en las poblaciones universitarias que tienen mayores deficiencias estructurales. Las universidades reproducen lo que pasa en la vida. Sufrieron más o tienen una menor dotación de recursos domésticos, aquellos segmentos poblacionales que tienen problemas de hábitat, que sus ingresos se vieron disminuidos -58% de los ingresos de estudiantes y 45% de docentes disminuyeron-, en las mujeres debido a la sobrecarga del trabajo doméstico y del cuidado, y en la población universitaria que tiene hijos y otro empleo además del universitario. Son peores en aquellos segmentos poblacionales que podíamos anticipar”.

Las respuestas de la UNER

En complemento a la encuesta presentada y mediante un convenio con la Secretaría de Políticas Universitarias, nuestra Universidad llevó a cabo un estudio cualitativo que tuvo como objetivo relevar experiencias concretas y acciones específicas desarrolladas frente a la emergencia sanitaria. 

La vicerrectora Gabriela Andretich comentó que esta iniciativa, que se extenderá a lo largo de tres meses, intenta aportar miradas en torno a la enseñanza y la producción de conocimientos en el actual contexto. La investigación involucra a todas las facultades, por lo cual los casos seleccionados deberán ser representativos de todas las unidades académicas. En ese sentido, destacó que “este trabajo no pretende generalizar, sólo profundizar en algunas experiencias que nos parecen significativas y que van a aportar a otras experiencias que se releven y reúnan desde la SPU”.

Por su parte, el secretario Guillermo López se refirió a las acciones llevadas adelante durante el 2020 en el campo académico y en articulación con las demás secretarías de Rectorado y de las facultades. En ese sentido, hizo referencia al programa “UNER Conecta” que se desarrolló desde la Secretaría Privada y el Área Económico-Financiera de Rectorado, en articulación con las áreas de Bienestar Estudiantil de las facultades. Esta propuesta se ejecutó, “entendiendo que había que asistir a aquellos estudiantes que no tenían la posibilidad de conectarse a internet”, sostuvo López. A partir de la convocatoria se pudieron brindar 282 becas, cubriendo el 100% de la demanda total, lo que permitió “sostener académicamente a estos estudiantes el año 2020 y adquirir el ejercicio para darle continuidad a este programa en el 2021”, mencionó el secretario.

López también hizo mención al programa Tutores Pares en la Virtualidad que se creó en 2020 en base a la política de tutorías preexistente y mediante la cual se designaron 100 tutores para desarrollar actividades de apoyo disciplinar o en torno a la vida universitaria. Respecto al Programa de Acompañamiento a la Educación Virtual, a través del cual se busca fortalecer y acompañar el proceso de enseñanza-aprendizaje en la virtualidad, comentó que alcanzó a 219 cátedras, 378 docentes y 8.627 estudiantes de las asignaturas participantes. Este trabajo permitió elaborar una mecánica para generar políticas a futuro que aborden estas necesidades.

PAU -Programa de Acompañamiento hacia la Universidad- fue otro programa destacado, que busca acompañar a estudiantes de escuelas secundarias que están finalizando sus estudios, para favorecer el pasaje entre nivel secundario y universitario. Participaron 1.386 estudiantes, de los cuales 1.012 se inscribieron a nuestra UNER y 63% pertenecen a Entre Ríos. 

Por último, López relató los resultados de un estudio realizado para conocer el nivel de retención de ingresantes, las asignaturas cursadas, los exámenes rendidos y el desempeño académico, comparando los períodos 2020 y 2019. La retención de estudiantes en el año pre-pandémico fue del 57%, en el año 2020 se retuvo a un 52% de estudiantes que se inscribió al año académico 2021, mientras que la media a nivel nacional fue 62% en 2018. En 2020 se incrementó el cursado de materias, alcanzando un 49% de alumnos regulares comparados con años regulares. El nivel de promoción de las asignaturas se sostuvo y fue mayor el nivel de asignaturas regularizadas en comparación con años anteriores. Sin embargo, el nivel de exámenes rendidos y aprobados por estudiantes bajó en 2020. 

Por otro lado, la secretaria de Gestión, Alina Francisconi, comentó que se está trabajando en acciones en torno a la gestión de personas y a la concientización en el uso de protocolos. “Siempre hemos tenido como línea rectora la salud integral, la conciencia colectiva, proteger los derechos y garantizar que podamos cumplir los deberes como trabajadoras y trabajadores de la Universidad”, destacó la secretaria. 

“Los grandes desafíos que tenemos por delante tienen que ver con repensar las capacidades técnicas gerenciales y actitudinales de nuestro personal, de continuar haciendo gestión sin distancias, formándonos en el uso de herramientas TICs, en firma y expediente digital, tenemos que seguir haciendo gestión de tareas porque se han reconvertido y algunas personas se ven sobrecargadas”, sostuvo Francisconi. 

La secretaria también hizo mención a la necesidad de reasignar, rediseñar y refuncionalizar los equipos de trabajo, así como de atender a la cuestión actitudinal y emocional. “Estoy convencida de que la competitividad emocional de las personas que hacemos las organizaciones van a marcar la pauta de cómo podemos posicionar a la  Universidad Nacional de Entre Ríos de aquí hacia delante”, reafirmó. 

Por último, Sabella hizo referencia a los desafíos y a los debates que se deben seguir profundizando e instó a la comunidad a una reflexión. “Como Universidad hemos consensuado líneas estratégicas, que buscan fundamentalmente la integración institucional. Como reflexión final pensemos cómo ayudamos a generar verdaderamente esa integración. Cómo criticamos hacia dentro, consensuamos y generamos sinergia, a partir de una política universitaria única de nuestra Universidad”, propuso el rector.

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