El equipo político del Plan Institucional Participativo se reunió para evaluar lo que fue la agenda operativa 2023 y definir las prioridades de este año. Además, se trabajó en el proceso de autoevaluación y en la implementación de la innovación curricular.

El encuentro fue el pasado 21 de marzo en Villaguay, en el que se analizaron las iniciativas que cada área se había planteado el año pasado y en qué grado de avance se encuentran actualmente. Se trataron las dimensiones Ciencia y Técnica, Gobierno y Cultura Institucional, Académica y Extensión. 

Seguidamente, se debatió sobre los objetivos estratégicos de este 2024 para el Plan Institucional Participativo (PIP), en el que se resaltan la ampliación de la propuesta académica, políticas que promuevan la conclusión de posgrados de docentes de la Universidad y que acompañen las trayectorias estudiantiles. Asimismo, desarrollar sistemas para la evaluación académica e institucional, revisar la conformación de la estructura política para mejorar la toma de decisiones e idear iniciativas que permitan reflexionar sobre las perspectivas de la extensión, como así también generar espacios de intercambio con las instituciones del medio. Además, generar mecanismos para acordar líneas de investigación y fortalecer la difusión de la producción de ciencia en la Universidad.

En la reunión se presentó un nuevo valor para la Universidad: UNER Sostenible, que institucionaliza acciones tendientes a la armonía entre el desarrollo económico, tecnológico, la preservación del ambiente y el bienestar social, desde estrategias innovadoras en sus funciones sustantivas. Además, se conversó sobre la vinculación del PIP con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). 

La vicerrectora Gabriela Andretich, quien está a cargo del PIP, expresó: “Si bien estamos en un contexto complicado, nos mantienen unidos los valores como comunidad universitaria y eso nos hace estar decididos a trabajar día a día en la construcción de la universidad que queremos. Para ello, tenemos distintas herramientas, y una de ellas es el proceso de planeamiento”. Luego siguió: “Establecimos una serie de objetivos estratégicos que nos marcan el horizonte al cual se llega con agendas anuales, priorizando temas, tomando decisiones. Hoy subrayamos la segunda autoevaluación institucional y el programa de innovación curricular”. 

En el marco del PIP, también se realizó una reunión virtual en que participaron consejeros directivos de las Facultades y equipos de gestión para hablar sobre el proceso de autoevaluación y el plan de innovación curricular que llevará adelante la Universidad durante este año. 

Respecto del proceso de autoevaluación, Roxana Puig, a cargo del mismo, señaló: “Este proceso integra a toda la comunidad universitaria en la recuperación de sus voces y mirando a los objetivos a partir de los valores institucionales. El camino tiene dos etapas, la primera es la autoevaluación institucional y en un segundo momento recibiremos a los pares evaluadores de CONEAU que nos aportarán su mirada. Esto es fundamental, ya que es un trabajo que se construye colectivamente tanto entre la comunidad universitaria de la UNER como con el aporte y la mirada externa para mejorar el desarrollo institucional”.

En cuanto al Plan de Innovación Curricular, Ana Laura García, directora de Asesoramiento y Desarrollo Curricular explicó: “Durante el 2023 hicimos actividades de capacitación y revisión de nuestra normativa, en 2024 comenzaremos a trabajar estos procesos a nivel de cada una de las unidades académicas. En esta primera etapa definimos la estrategia con referentes del área de docencia, investigación y extensión. Durante los meses de abril a octubre se van a desarrollar talleres para que representantes de las facultades puedan participar de las instancias de revisión y de nuevas propuestas”. Seguidamente, reflexionó: “Es importante que repensemos la duración de las carreras, qué competencias y contenidos incluyen los planes de estudio y el perfil de graduados al que apuntamos”. 

Finalmente, el rector Andrés Sabella reflexionó: “Una de las grandes virtudes que tienen estas iniciativas es que nos obligan a pensar las currículas, intentando ver qué es lo que le pasa al estudiante universitario público argentino. Son desafíos que requieren del compromiso de todos los equipos de gestión y de una articulación altísima entre nosotros, porque es un proceso que intenta construir a partir del consenso una solución para el estudiantado”.